jueves, 14 de abril de 2011

Psicoanálisis

Dicen las malas lenguas que el psicoanálisis no está de moda, que ha caducado. Mi experiencia cotidiana me cuenta otra cosa. Cada vez conozco a más gente que necesita de un espacio propio en el que poder hablar de sí mismo sin prisas y en profundidad. Personas que necesitan escucharse. Cada vez hay más personas entusiasmadas con el proyecto de adentrarse minuciosamente en su pasado para poder cambiar su futuro. Cada vez hay más personas que buscan algo más que la efímera eficacia de lo inmediato. A veces resulta lento, largo, caro y doloroso, pero el psicoanálisis es apasionante y sus logros son firmes y duraderos.
Confieso que yo también sueño con curas milagrosas. Reconozco la utilidad de otros enfoques, de otras técnicas que eliminan el sufrimiento inmediato, pero no son capaces de liberar a la persona de determinadas maneras de pensar, de querer y de relacionarse.
La experiencia me ha demostrado que el psiquismo humano no funciona de cualquier manera, que la magia se evapora como espuma, mientras que el núcleo duro y ciego del inconsciente sigue haciendo de las suyas. El inconsciente es el único lugar en el que el camino más corto entre dos punto no es la línea recta de las buenas intenciones, sino las espirales de los sueños, de los traspiés del lenguaje, de la infancia, de las historias personales,..

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