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miércoles, 4 de noviembre de 2009

Historia de Leónidas

Ayer, cuando llegué al blog, Leónidas nuestra mascota me contó algo que le había pasado. Una curiosa anécdota me contó lo siguiente:

"esta tarde salí a dar una vuelta por la sabana, y encontré una casa solitaria. Dudosamente entré y encontré otros 1000 cachorros de león como yo.
Al principio, me asusté y ellos parecieron asustados, pero les sonreí y todos me sonrieron, y cada vez que lo recuerdo, pienso que es el mejor sitio en el que he estado nunca."

Un poco mas tarde, otro cachorro de león entró en la misma casa, este se asustó y los 1000 cachorros también, pero a diferencia de Leónidas éste rugió, y todos le rugieron a él y cuando se encontró con Leónidas, le dijo:

"es el peor sitio donde he estado, lo pase muy mal".

cuando me enteré, fui a esa extraña casa...a la entrada vi que ponía "casa de los 1000 espejos".



Si lo piensas fríamente, esta casa es la esencia de la convivencia, es decir, si tu vas sonriendo a la vida y ves las cosas con optimismo, es probable que ella también te sonría, y viceversa. Por ello, por mal que te vayan las cosas, si arrugas el ceño, las cosas irán peor; y probablemente la gente de tu alrededor no quiera ayudarte.


martes, 27 de octubre de 2009

Del bosque de tu alegría


Porque de ti volví a aprender el nombre de las cosas, porque de ti volví a aprender lo necesario: pan, casa, destino, camino. De ti volví a aprender, del bosque de tu alegría, de manos de tu sereno misterio. Quedaba mucho por hacer: arreglar la huerta, hablar con los perros, pasear por las orillas del Otoño. Quedaba mucho por hacer, quedaba mucho. Porque de ti volví a aprender lo necesario, a prescindir de lo inútil, que nada es precario. Del brillo de tus ojos, a disfrutar el tiempo lento. Y cuatro cosas útiles de tu gesto cierto. Y muchas cosas más de ti aprendí. Y quedaba mucho por hacer... A tirar el lastre, de eso que es la existencia; del tráfico, del peso de los lunes; gris, cielo, hoguera, camino; de películas malas; a robarle el tiempo al minutero; que los relojes matan el tiempo. Quedaba mucho por hacer: recoger los sueños en las noches frías, como cuando no hay peces, recojo las redes vacías. Quedaba mucho por hacer, quedaba mucho. ··· Aprendí a sumar lo lógico y lo incierto, a poner la mesa. Aprendí a tolerar la presencia necesaria de las arañas. Aprendí a soportar sólo lo soportable. Y quedaba mucho por hacer, rechazar el tedio, luchar contra él. Y quedaba mucho por hacer... Limpiar de malas hierbas el prado, arrancar las rejas y cercados, hacer montones: perros con gatos, hacer montones: soles y estrellas, borrar las señales de vuelo para que los pájaros sean dueños del cielo. Y quedaba mucho por hacer.